Wednesday, November 22, 2006

... anoche soñé contigo


Cuando Mauricio García salió del hospital comenzó una rutina muy peculiar, todas las mañanas cambiaba la ruta habitual para ir a trabajar con el objetivo de pasar por la avenida Revolución y ver un espectacular donde aparecía una rubia exuberante anunciando una película, la observaba desde lejos y se acercaba caminando, al llegar a una distancia donde pudiera verla bien se quedaba inmóvil un rato mirándola y después le decía –ay güera, anoche contigo otra vez-, cuando terminaba su ritual se encaminaba al estacionamiento del cine manacar donde trabajaba de valet parking.

El resto de su día era acomodar y lavar autos, cuando la jornada terminaba, tomaba un microbús hasta el metro y se dirigía al metro Zapata, de ahí, a su casa que estaba cerca de la estación Deportivo 18 de marzo, una vez que salía de la estación compraba pan con un amigo que ponía una canasta a unos pasos de ahí, los días lluviosos, el pan estaba algo húmedo a pesar de que estaba cubierto con hule cristal, pero como la costumbre de comprar pan era más un favor que le hacía a su amigo que una necesidad personal, llegaba a casa siempre con tres conchas en una bolsa de papel, y una vez que llegaba su esposa se iban a dormir.

El 6 de noviembre, se despertó, se bañó, se vistió con el uniforme del trabajo y encendió la radio, en todas las estaciones se hablaba de unas explosiones organizadas por supuestos grupos guerrilleros. Su mujer, que se había levantado a calentar agua para el café, le pidió no tomara el metro para ir a trabajar -que tal que les avientan un bombazo- le dijo. Ante la insistencia, Mauricio tomó una ruta alterna, pero al llegar a la avenida revolución cerca del metro Mixcoac, el microbusero se negó a orillarse completamente para permitirle bajar, así que de un salto bajo quedando en medio del carril lateral de la avenida; sorpresivamente, un auto que se quedó sin frenos lo arrolló, Mauricio solo sintió un golpe fuerte en el costado y lo último que recuerda haber visto es la imagen de una rubia sonriente y una voz que le decía, no se preocupe se va a poner bien.

Cuando Mauricio despertó estaba en el hospital con la pierna izquierda enyesada y un manojo de dolores distribuido por todo el cuerpo, su mujer estaba dormida en el piso con la cabeza apoyada en su bolsa, -¿Qué me paso?- preguntó, - su mujer despertó y le contó que lo habían atropellado, que de milagro no lo habían matado porque había sufrido fuertes golpes en la cabeza, - un ángel me salvó vieja-.

Cada noche después del accidente, Mauricio soñaba con una mujer rubia muy alegre que lo llevaba de la mano al puente peatonal de avenida Revolución. Después de ocho días de hospitalización, lo dieron de alta y le indicaron que en dos días más podría regresar a trabajar. Debido a la pierna enyesada, decidió volver a tomar la ruta del día del accidente porque no implicaba subir y bajar escaleras del metro, esta vez fue muy cuidadoso de bajar justo en la parada.

Conforme caminaba, la figura de una mujer se hacía más clara en un anuncio, se llevó una sorpresa al descubrir que la mujer era la misma que llevaba diez días soñando, la misma a la que él creía un ángel, nunca se imagino que la visión que había tenido se debía a que cuando el carro lo arrollo él quedó tendido en una posición desde la cual el anuncio se alcanzaba a ver perfectamente y que la voz que escuchó no era la de su “ángel”, que en la vida real sería incapaz de pronunciar ni media palabra en español, sino la de una paramédico que llegó en la ambulancia que lo recogió. Pese a todo Mauricio decidió cambiar su ruta de forma permanente como quien hace una manda de agradeciendo al santo de su devoción, con la misma oración en los labios todos los días: “ay güera, anoche soñé contigo”.

2 comments:

Anonymous said...

Hola Viri!!!

Me agrada que escribas utilizando de escenario la ciudad de Mex. y de personajes a sus citadinos.

Me parece que en este escrito el personaje dice "Anoche contigo otra vez" ¿así es?.

Oye voy a seguir leyendo al fin hoy tengo poco trabajo, gracias por invitarme a conocer este espacio -¿n-dimensional :)?- tu sí que me sorprendes Viri.

rikardu said...

Escribes re paike, namas que hay que chambera más pa que sea wow!, ta re bonito pues