Se despertó como siempre, muy temprano para que amaneciera, muy tarde para llegar a tiempo, lo imaginó dormido a su lado con su calor asfixiante envolviéndole el cuerpo, ni hablar, era tarde.
Se levantó deprisa, tratando de no hacer ruido mientras se metía a bañar y recordaba lo rico que era ducharse en el departamento, sin preocuparse ante la próxima escasez de gas, pensaba en eso cuando la casera comenzó a tocar en la puerta del baño, nuevamente había hecho mucho ruido.
Salio apurada pretendiendo no escuchar la queja de doña Amelia por el retraso en el pago de la renta, caminó hasta el metro y sacó su tarjeta con los últimos dos pesos, bajó y bajó escaleras entre los contratiempos propios de unos tacones grises y desgastados.
El gusano naranja disfrazado con propaganda gubernamental en colores vivos terminó por despertarla, se miró reflejada en el cristal, el pelo a medio peinar, la blusa a medio planchar, la puerta se abrió y dos hombres salieron vomitados desde las entrañas del gigante que corría en las venas de la ciudad.
Entró, se sujetó del tubo, y empezó a soñar despierta, él despertaba al verla salir tan temprano, ella no se había ido hace tanto tiempo, vivían juntos, despertaban e iban a dormir juntos, se veían poco pues trabajo de ella y de él tenían horarios poco coincidentes, pero siempre, siempre dormían un rato al día abrazados.
Sonó la alerta, las puertas se cerrarían en 5,4,3,2…, se había quedado adentro, una estación más equivalente a un retardo en el trabajo, equivalente a un descuento ,equivalente a su vez a un retraso en el pago de la renta, pensaba que no volvería a salir de casa sin que doña Amelia le gritara por no darle la renta puntual.
Salió corriendo y chocó con un tipo al subir la escalera, él tenia puesta una sudadera con capucha blanca, la sujetó, ella se quedó mirando fijo sus ojos amielados y su cabello revuelto
Salio apurada pretendiendo no escuchar la queja de doña Amelia por el retraso en el pago de la renta, caminó hasta el metro y sacó su tarjeta con los últimos dos pesos, bajó y bajó escaleras entre los contratiempos propios de unos tacones grises y desgastados.
-¿si y tu??, apenas entratarás?
-si…
- te quiero, por favor regresa a casa
-yo… Sonó la alerta, debía bajarse del vagón, el sueño se había prologando más de lo debido, salio del tren y se dirigió a la salida casi corriendo, esta vez llegaría temprano.